lunes, 19 de noviembre de 2012

Primera clase.

Primera clase
de Miguel Ángel Domínguez

Mi ángel se apoltronó muy cómodamente en su asiento de primera clase. Desde que se difundió la bendita idea que se acababa el mundo en diciembre, prefería viajar de incógnito. La verdad no sabía cuando se acabaría el mundo y tampoco le importaba.
La sobrecargo le preguntó si deseaba algo, y mi ángel muy atinadamente y al mismo tiempo que colocaba golosamente su mano en la cadera de la asistenta de vuelo le susurró: "lo único que deseo es la tibiesa de tu mirada para que ahuyente mis temores a volar". Ella gentilmente retiró la angelical mano de su cadera y le indicó que tenía justo lo que necesitaba, que no se preocupara pues volvería en breve. Así fue, regresó con una compañera colosalmente alta, robusta como tackle ofensivo. La enorme mujer de un abrazo cubrió las dos alas de mi ángel y le espetó de muy mal talante, que ella sería su apoyo emocional para las 16 horas de vuelo desde México hasta el aeropuerto de Narita en Japón, y que no dudara en pedirle lo que fuera.
"Mi ángel" Lápiz de color/papel

2 comentarios:

  1. Es un ángel con suerte! Jajajaja! voy a pedir ese servicio en mi próximo vuelo! :p

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  2. Quique muchas gracias por dejar tu comentario, bueno la historia no acabo como esperaba el ángel

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